Penumbra derramada entre lágrimas de
espuma
Infierno de plata entre oscuros
manantiales,
Libertad de pensamiento entre sueños de
almidón,
Duermen las golondrinas entre el susurro
De la noche sin duendes
Hoy rezan los dioses entre sollozos,
Con el silencio se estrecha el sueño del
hombre
y la deidad
El mar y yo somos una sola realidad
una sombra que se cierne sobre nuestras
vidas, una luz que ciega la ilusión del
valor y la lealtad.
Las olas surcan nuestro corazón,
Y las vidas de los ilusos se tornan en el
alimento del perdón.
El miedo a crear es el vínculo con
La vida que se hace eterna, bella,
Cómplice de la desilusión y del desamor,
Del premio y del perdón.
Un grito en el infinito, en la soledad,
una palabra cuyas letras son el compás
del Universo
de la quietud. Un mar de soledad y de
plenitud,
de amor y desesperanza, de paz y muerte
de mesura y de crueldad.
Sin esperanza sólo queda el mar
Sin amor solo queda el desamor
Sin dolor solo queda la muerte
Sin maldad solo queda la mentira
Sin piedad solo queda el ser difuso
Sin lealtad solo queda el cobarde de
alma.
Sin palabras solo queda el mudo de espíritu.
Sin dios solo queda el hombre.
Del 26 al 27 “ La oscura luz de la Vida ”
No hay estrellas en el firmamento,
tan sólo una luz de un lucero
que se pierde entre las sombras de
un mar infinito.
Con la mesura de lo divino,
con la incertidumbre del perdón
la luz no es mas que el espejo
de la mentira, de un mundo de
falsa ilusión, de un dios sin reino
de un dios sin poder, de un mundo
de oscura realidad aceptado por
la falsa hipocresía.
Sin esfuerzo no hay castillo en el
Cielo, sin almenas no hay una ventana
al cielo; pide, ruega al infinito, pues
Sin recompensa no hay sabios de barro y
sin oro no hay luz cegadora.
Me pierdo entre las sombras de algodón
entre el vaivén de un universo que
se mece entre las olas. Me olvido
de quien soy entre las risas de la gente,
entre la espuma de la difamación.
Me muero entre suspiros de sal,
entre ilusiones entrecortadas, entre
alfombras
de algodón, entre cirios de falsedad.
Se esconde tras la noche un ser
de divina procedencia, es luz al
atardecer,
es blanca primavera en los ojos del
adolescente, es mar de espuma en el
Infinito, es dios en el pensamiento
Soy yo la luz o la oscuridad,
dímelo tú, mi dios.
Del 27 al 28
Con en el surco de las olas
se desliza entre lágrimas de fina espuma
ayudada de la mano divina.
Cruza el estrecho de la tierra del
hombre,
traspasa la frontera marcada
por los dioses de la perfección.
Se retuerce y se estremece sobre si misma
en la búsqueda del climax,
en la búsqueda del letargo deseado
Dios mira como la seda gris
se cierne sobre el brazo
quieta, apacible, inmóvil .
Por fin oh dios de la creación, tu
descubres
el manto que puede deslizarse con el
perdón
y la admiración de los que ríen al ver
pasar el río de la humillación
del pobre hombre de espíritu
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