Quiso el mar regar tus ojos al nacer,
Quiso el sol
con su blanco amanecer
tender su
brillo en tu piel,
Quiso el aire
susurrarte al oído
sus primeros
acordes de vida.
Con un llanto
de esmeralda
te asomaste
por primera vez a la vida,
Con un gesto
de ternura
despertaste entre mis manos,
Con un
destello de tus cabellos
inundaste de
oro mi corazón.
En un sueño
sin recuerdos,
esbozaste tu
primera sonrisa.
Me hablaste
con tus ojos,
me abrazaste
con tu luz,
dibujaste una
estrella que sólo yo vi.
Alcanzaste tu
destino sin dudar,
con la magia
del aprendiz,
con la vida
unida a su creación,
Llegaste para
sellar el tiempo,
con la
ilusión firme de permanecer,
Escribiendo
con ternura, el ávido
paso del
destino sobre nuestras vidas.
diciembre 2009
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