Quién, si no Tú, alcanzaría
el cénit con el alma vedada
Quién, si no Tú, me cubriría
con un manto de espinas
Quién, si no Tú, clamaría en la batalla
lo que el silencio jamás diría
Quién, si no Tú, olvidaría en vida
lo que la muerte recordaría
Quién, si no Tú, de hiel regaría
mi sangre esparcida.
Dime; si Tú no serías.
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