Era triste la algarabía que se escondía
entre los ropajes de tus versos
envenenados por la dulce mentira.
¿Acaso pensaste que el tiempo se detendría
cuándo
el Sol por fin hablara?
Quisiste que fuera yo, quién blandiendo la
espada
festejase victorias en lugar de derrotas.
Quién ,con mi credo, rehuyera a los
marginados.
Quién aniquilase al hermano que siempre
estuvo a tu lado, sin que el infranqueable
muro
lo quisiera hacer suyo.
Quisiste que fuera yo, quién bebiera
de la
soledad, quién fuera mártir del perdón,
quién habitara el averno en ese año de
perdición.
Quisiste que fuera yo, y no tú
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