miércoles, 29 de enero de 2014

“Quiso que fuese hoy y no ayer”


Ya la noche había abierto sus alas,
ya el destino se apoderó de las almas.
No quiso el pasado interponerse esta vez
dejando que el amor me embriagara.

Quiso que fuese hoy y no ayer
el día que mis labios te hablaran.
Rozaron el mar, surcando tu boca
sutil encuentro de ambrosía,
dulce néctar de pasión.

Entre recuerdos de nostalgia
surgió rebelde un corazón que herido
se aferró a la vida en cada caricia que te entregaba.

Hoy habló mi corazón
con palabras de oro
dejando que fueses tú su hada.

Quiso que fuese hoy y no ayer

cuando al fin te hablara.

El despertar

Hoy me desperté y me acordé de ti
un suspiro, un atardecer, un simple gesto
todo me recuerda a ti.

Aroma de ánimas en el cielo,
sombras que no cubren el sol,
almas que no cierran el circulo,
sed que embriaga mi corazón.

Una palabra tuya que parece perderse
en el limbo de la belleza,
en el paraíso del corazón,
en la lluvia que los caminos moja

pálpitos que te nombran,
temblor en el cielo,
allí donde sólo tú y yo estaremos,
mi vida, mi luz, mi alma

Somos luz en el infierno,
somos fe en la montaña,
somos dos almas que se unen
en el silencio del amor


Somos una, y sólo una realidad

lunes, 27 de enero de 2014

Quisiste que fuera Yo;

Era triste la algarabía que se escondía
entre los ropajes de tus versos
envenenados por la dulce mentira.

¿Acaso pensaste que el tiempo se detendría
 cuándo el Sol por fin hablara?

Quisiste que fuera yo, quién blandiendo la espada
festejase victorias en lugar de derrotas.
Quién ,con mi credo, rehuyera a los marginados.
Quién aniquilase al hermano que siempre
estuvo a tu lado, sin que el infranqueable muro
lo quisiera hacer suyo.

Quisiste que fuera yo, quién bebiera
 de la soledad, quién fuera mártir del perdón,
quién habitara el averno en ese año de perdición.


Quisiste que fuera yo, y no tú

jueves, 23 de enero de 2014

Dime; si Tú no serías!

Quién, si no Tú, alcanzaría
el cénit con el alma vedada

Quién, si no Tú, me cubriría
con un manto de espinas

Quién, si no Tú, clamaría en la batalla
lo que el silencio jamás diría

Quién, si no Tú, olvidaría en vida
lo que la muerte recordaría

Quién, si no Tú, de hiel regaría
mi sangre esparcida.


Dime; si Tú no serías.

miércoles, 22 de enero de 2014

Imaginándote

Sólo el dolor de no imaginarte
sólo pensar en tu ausencia;
me estremezco entre perdición
y alaridos de inconsciencia

¡Mi vida, mi alma, mi voz,
mi corazón, mi sino!...¡ te amo,
te amo, te amo...!

lunes, 20 de enero de 2014

HELENA


Quiso el mar regar tus ojos al nacer,
Quiso el sol con su blanco amanecer
tender su brillo en tu piel,
Quiso el aire susurrarte al oído
sus primeros acordes de vida.

Con un llanto de esmeralda
te asomaste por primera vez a la vida,
Con un gesto de ternura

despertaste entre mis manos,
Con un destello de tus cabellos
inundaste de oro mi corazón.

En un sueño sin recuerdos,
esbozaste tu primera sonrisa.
Me hablaste con tus ojos,
me abrazaste con tu luz,
dibujaste una estrella que sólo yo vi.

Alcanzaste tu destino sin dudar,
con la magia del aprendiz,
con la vida unida a su creación,

Llegaste para sellar el tiempo,
con la ilusión firme de permanecer,
Escribiendo con ternura, el ávido

paso del destino sobre nuestras vidas.

diciembre 2009

REFLEXIONES EN EL MAR. AGOSTO 2008


Agosto 2008“Reflexiones nocturnas en el mar de la vida”

Penumbra derramada entre lágrimas de espuma
Infierno de plata entre oscuros manantiales,
Libertad de pensamiento entre sueños de almidón,
Duermen las golondrinas entre el susurro
De la noche sin duendes

Hoy rezan los dioses entre sollozos,
Con el silencio se estrecha el sueño del hombre
y la deidad

El mar y yo somos una sola realidad
una sombra que se cierne sobre nuestras
vidas, una luz que ciega la ilusión del
valor y la lealtad.

Las olas surcan nuestro corazón,
Y las vidas de los ilusos se tornan en el
alimento del perdón.

El miedo a crear es el vínculo con
La vida que se hace eterna, bella,
Cómplice de la desilusión y del desamor,
Del premio y del perdón.

Un grito en el infinito, en la soledad,
una palabra cuyas letras son el compás del Universo
de la quietud. Un mar de soledad y de plenitud,
de amor y desesperanza, de paz y muerte
de mesura y de crueldad.

Sin esperanza sólo queda el mar
Sin amor solo queda el desamor
Sin dolor solo queda la muerte
Sin maldad solo queda la mentira
Sin piedad solo queda el ser difuso
Sin lealtad solo queda el cobarde de alma.
Sin palabras solo queda el mudo de espíritu.
Sin dios solo queda el hombre.


Del 26 al 27 “ La oscura luz de la Vida

No hay estrellas en el firmamento,
tan sólo una luz de un lucero
que se pierde entre las sombras de
un mar infinito.

Con la mesura de lo divino,
con la incertidumbre del perdón
la luz no es mas que el espejo
de la mentira, de un mundo de
falsa ilusión, de un dios sin reino
de un dios sin poder, de un mundo
de oscura realidad aceptado por
la falsa hipocresía.

Sin esfuerzo no hay castillo en el
Cielo, sin almenas no hay una ventana
al cielo; pide, ruega al infinito, pues
Sin recompensa no hay sabios de barro y
sin oro no hay luz cegadora.

Me pierdo entre las sombras de algodón
entre el vaivén de un universo que
se mece entre las olas. Me olvido
de quien soy entre las risas de la gente,
entre la espuma de la difamación.

Me muero entre suspiros de sal,
entre ilusiones entrecortadas, entre alfombras
de algodón, entre cirios de falsedad.

Se esconde tras la noche un ser
de divina procedencia, es luz al atardecer,
es blanca primavera en los ojos del
adolescente, es mar de espuma en el
Infinito, es dios en el pensamiento

Soy yo la luz o la oscuridad,
dímelo tú, mi dios.


Del 27 al 28

Con en el surco de las olas
se desliza entre lágrimas de fina espuma
ayudada de la mano divina.

Cruza el estrecho de la tierra del hombre,
traspasa la frontera marcada
por los dioses de la perfección.

Se retuerce y se estremece sobre si misma
en la búsqueda del climax,
en la búsqueda del letargo deseado

Dios mira como la seda gris
se cierne sobre el brazo
quieta, apacible, inmóvil .

Por fin oh dios de la creación, tu descubres
el manto que puede deslizarse con el perdón
y la admiración de los que ríen al ver
pasar el río de la humillación
del pobre hombre de espíritu